¿Qué significa ser una persona superficial?

“Eres tan superficial que podría pararme sobre un charco de ti y no mojarme los zapatos”. Si al leer esta frase te imaginaste a alguien que pone todos sus esfuerzos en aparentar, lo siento mucho. Como todas las personas de este mundo, te has topado con una persona superficial.

Ser superficial no es ser feliz

Si se es superficial, lo primero no es ser feliz, sino aparentar serlo. No importa si no tiene el trabajo que desee, o si su salud está en un estado deplorable, o si está sobreviviendo a base de arroz para pagarse sus gustos, lo que de verdad importa es que tienen músculos bronceados como ese actor de acción o esa cartera de diseño que tenía esa famosa cantante en su último video musical.

Ser superficial no es ser elegante

Una persona elegante busca la armonía, y no se irá a un extremo sólo porque alguien más lo hizo y el público le aplaudió. La elegancia implica saber que un conjunto de prendas de ropa, por ejemplo, envían un mensaje, y que debe ser uno coherente. En cambio, una persona superficial usará todas las prendas y accesorios que pueda, resultando en una sobrecarga de cosas al punto del patetismo, sin importar si combinan.

Ser superficial no es exclusivo de un sexo

Hay tanto mujeres como varones superficiales. Ninguno de los dos tiene la exclusividad, porque no se trata de algo propio de un sexo, sino de cierta clase de personas. Y si bien es más frecuente en algunas edades que en otras, se encuentra en prácticamente todas las generaciones.

Ser superficial es tener amistades o pareja por interés

La frase dice que, cuando está en tiempos difíciles, sabes quiénes son en realidad tus verdaderas amistades. Una persona superficial, por otro lado, no dudará en dejarte atrás si ya no le eres útil. Se ve cuando una persona pierde su fortuna, o sus contactos, o su estatus social, etc. Si se es superficial, ¿para qué estar con él o ella, si no me aporta nada? Lo mismo vale para parejas.

Ser superficial es vivir por y para la imagen

Las personas superficiales, sean varones o mujeres, tienen algo en común: lo más importante es lo que aparentan. No importa si se han gastado todo el sueldo en un gimnasio carísimo para poder hacer ejercicios y que su musculatura aumente, o que se hayan endeudado por conseguir ese par de zapatos, lo importante es aparentar.

Ser superficial es “querer parecer”

Una persona superficial no entiende que la realidad no es sólo eso que se ve. Ven a una actriz y ven éxito, belleza, dinero, pero no ven el esfuerzo que les llevó a ese lugar, ni valoran lo que hacen como arte o como producto. No quieren ser esa actriz: quieren que el mundo las admire como a esa actriz, lo que no es lo mismo.

Ser superficial es mostrarse, sólo para que te vean

Una cosa es tomar una foto en un viaje, para mostrar el bello paisaje, o de objetos interesantes, por ejemplo, y otra es subir, cada vez que se pueda, fotografías a las redes sociales en donde se muestre todo lo que se tiene. Nunca se es superficial en privado, si no, no tiene gracia. Tienen que observarle, mirar su ropa cara, sus bolsos y zapatos de marca, su auto último modelo, su Smartphone importado, y así, y que le admiren (o envidien) por ello.

Ser superficial es buscar actores, no parejas

Cuando una persona superficial busca pareja, lo que en realidad quiere es a alguien que se vea bien a su lado. Alguien que “combine” con su estilo de vida (lo cual no es malo si ambos están de acuerdo) o que dicha pareja cambie cuando él o ella así lo desee (y esto sí es malo). No quiere alguien a quien amar, quiere alguien que le sirva para seguir aparentando.

Ser superficial es quedarse con lo primero que se ve

Se usa la palabra “superficial” para esta clase de personas porque no intentan ver qué hay debajo de la superficie de algo. Al ver a alguien, no apreciarán las cualidades que no se ven, como la creatividad, la inteligencia, la destreza, la empatía, etc., pero notarán enseguida si tiene alguna ropa, accesorio u objeto de su interés. Buscan pareja de acuerdo a lo que ven, y a lo que observa que la otra persona tiene, no por cómo son.

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Imagen de Laura Lauman
Autora del artículo