Qué significa ser una persona cínica
El cinismo ha ido en aumento en los últimos tiempos de la humanidad. No es idea tuya: en verdad cada día hay más gente cínica. Hasta puede que, lentamente, tú también te estés volviendo una. Si te asalta la duda, observa lo siguiente.
Es tener la cara muy dura al mentir, o ver la bondad como “niñería”
Cínico es el político que, cuando lo capturan en una cámara oculta aceptando un soborno, dice en público que lo hizo por el bien de la patria. Puede que no lo interesen las convenciones sociales, a menos que le sirvan, o que no vea en el altruismo más que una forma de lograr un objetivo egoísta.
No es ser pesimista
Una persona pesimista le verá el lado negativo a todo, incluso aunque tenga que imaginárselo. Puede tener, o no, relación con las personas que le rodean y sus verdaderas intenciones, pero el pesimismo no se limita a eso. Incluye el propio cuerpo, el entorno social, laboral y cultual, el país, el planeta, el sistema solar y las vidas pasadas, si se desea.
Es encontrarle el lado útil al sarcasmo
A veces, la única forma de lidiar con una situación es por medio del humor, aunque sea uno sarcástico. Es una forma de decir algo, expresando la idea contraria de forma que sea evidente lo que quieres decir, sea por el tono, por las palabras o el medio utilizado.
No es lo mismo que el escepticismo
Ser una persona escéptica significa tener reservas ante algo o alguien, sin apurarte a decir “esto es verdad/real/lo mejor” o similares. Es no ser fácil de convencer, desear saber más antes de tomar decisiones, y ser difícil de persuadir.
Es ver las cosas “adorables” como molestas
No me refiero a los bebés, que pueden verse como tiernas personitas en pequeño o como una gigantesca bolsa de hierro llena de responsabilidades atada al tobillo. Sean los gatitos jugando con lana, un perro tras una pelota, empiezas a verlo y deseas rodar los ojos.
No es depresión
La depresión es más compleja de lo que se cree, y no se limita a “estoy triste”. Puede incluir orígenes psicológicos, ambientales y genéticos. Una persona puede ser cínica y no estar deprimida, o estar deprimida y ser cínica.
Es ver los cumplidos y el coqueteo como falsos
No importa que sea un cumplido sincero o no, o si una persona realmente está interesada en ti, si te coquetean o halagan, empiezas a pensar qué intenciones podría tener esa persona, y qué ganaría si decides que es alguien en quien puedes confiar en algunos aspectos.
Es evitar romantizar o endulzar la existencia
El cinismo está más presente en las personas de mayor edad, con más experiencia y más golpes dados por la vida. Como se dijo en el libro “Memorias de una geisha” de Arthur Golden: “Las esperanzas son como los adornos del pelo. De joven se pueden llevar demasiados. Pero cuando envejeces, tan sólo uno ya te hacer parecer tonta.”.
Es ver a los personajes alegres y ruidosos como desagradables
En muchas series de televisión, encontrarás dos tipos de personajes, por lo general, en los mismos episodios: uno es alegre y energético, optimista y ruidoso, mientras que el otro es más calmado, observador, sarcástico y con tendencia a molestarse por el otro. La incesante energía puede ser agotadora, más cuando no conectas con ese personaje.
Es desconfiar de quienes quieren caerte bien
La inocencia absoluta con respecto a las relaciones humanas sólo podrá traer desastre. El mundo en el que vivimos es muy distinto al que los dibujitos animados para preescolar dicen, y la persona cínica lo sabe. Por eso, pensará de antemano que cualquier persona que se le acerca desea obtener algo a cambio.
Es cuestionarse el “y vivieron felices para siempre”
Sólo basta ver la tasa de divorcios y la duración promedio de los matrimonios. Estamos en el mundo real, no en un cuento de hadas, y las personas no son personajes. Es por eso que los matrimonios que duran más de cincuenta años son tan especiales: son una excepción a la regla, en una época en donde el matrimonio pierde su brillo.
Es prepararse para lo peor
Estas personas ya no tienen dieciséis años, cuando tenían planeada toda su vida y todo iría de acuerdo al plan. Ahora, con algo más de experiencia, saben que, si pasa lo peor, no les tomará por sorpresa. Puede que, incluso, se adelanten a la catástrofe y tengan un plan B, o C, o D.