Pasos para aprender a perdonar y olvidar
No es fácil.
No es fácil ni sencillo ni nada parecido, sin importar lo que te hayan dicho. El dejar de lado el resentimiento hacia alguien (o algo) puede ser mucho más complicado de lo que piensas. Hay quienes no lo logran nunca. Pero si quieres intentarlo, continúa leyendo.
El perdón no es para la otra persona, sino para ti
Hay gente que se pasa la vida, o buna parte de ella, haciendo rabiar a los demás. Es su forma de decir “miren, soy importante, causo reacciones y se acuerdan de mí”. Perdonar y olvidar te hará mucho más bien a ti que a quien te ha perjudicado.
No tienes por qué decírselo a él (o ella)
Como se dijo antes, el perdón es algo propio, y la persona que causó esas situaciones desagradables para ti no tiene por qué saberlo. Tampoco tienes que volverle a incluir en tu vida: puedes ser buena, pero no seas tonta. Si de verdad ha cambiado, como dice, entonces muy bien, pero tu vida es tuya y tienes derecho a elegir con quién la compartes. Decírselo o no es tu elección.
El perdón te beneficia más a ti
El sentir odio, resentimiento, o el llenarse la cabeza de pensamientos estresantes y negativos, no hará que a la otra persona le vaya peor, o que el universo le devuelva todo lo malo que ha hecho. Sólo te enfermará y te cegará a otras oportunidades. Cuando perdones y dejes ir todos esos sentimientos negativos, tu cuerpo y tu mente te lo agradecerán.
Pregúntate si tú quieres perdonar y olvidar
De nada sirve el intentar hacerlo si, en el fondo, lo único que quieres es arrancarle la garganta y sacarle la lengua por el agujero, o cosas de ese tenor. Si no quieres perdonar y olvidar, inconscientemente intentarás sabotearte, y será una gigantesca pérdida de tiempo y energías. Si de verdad deseas hacerlo, adelante.
No tienes por qué perdonar y olvidar si no quieres
“¡Pero es tu (inserte persona importante aquí)!” dirán. Sí, lo es, y esa persona te ha hecho daño. Si no fue a propósito puede llegar a ser entendible (no más fácil de digerir, pero entendible), pero si ha sido hecho con intención, puede que no quieras, o no puedas, perdonar. Por más que sea un vínculo importante, como un familiar cercano, por sangre o por ley, es tu vida y tú deberías poder elegir cómo vivirla.
Piensa en el (o los) incidente que te enfureció
Veamos ese punto en donde rebalsó el vaso. ¿Qué fue lo que causó que al fin dijeras basta? ¿Qué llevó a esa situación? Piensa en cómo te hizo sentir y la forma en que reaccionaste. Reconocer la situación es básico para saber cómo actuar a continuación.
Piensa en quien causó todo
Luego mira a la otra persona. Hizo lo que hizo porque quería conseguir un objetivo, y como resultado, te causó un prejuicio. ¿Lo hizo a propósito? ¿Qué llevó a que hiciera lo que hizo? Una cosa es que un niño haya pintarrajeado tu prenda favorita, porque quería que tuviera más colores, para verte alegre, y otra es un adulto que te engaña para ganar una competencia, por ejemplo.
Escribe dos cartas: una para ti…
Ve a un sitio tranquilo, donde no te llamen a cada rato, y escribe una carta. Manuscrita, con lápiz y papel. Vuelva allí todo lo que sientes, y no ahorres detalles. Nadie tiene por qué leerla. Poner por escrito lo que sientes, lo que te ha pasado y cómo lo percibiste, ayudará a que la situación sea más manejable.
…y otra para esa persona
Utiliza tu mano no dominante para hacerlo, aunque cueste. De esta manera, usarás menos tu parte lógica y analítica del cerebro, y las palabras serán más “libres”. Que tus sentimientos y odios fluyan de tu ser a tu brazo, de tu brazo al lápiz, y del lápiz a la página. Analiza lo escrito (por más fea que sea la letra), y cuando comprendas mejor la situación, destruye las dos cartas.
Observa todo en perspectiva
Por más que parezca que esa persona arruinó tu vida, el mundo siguió girando, y tú continuaste viviendo. Eso que pasó es una parte de tu vida, no toda tu vida, y tu existencia siguió después de eso. Sigue andando.
Deja de lado el resentimiento
Oh, qué fácil es decirlo. “El resentimiento es el veneno que tomas, esperando que haga morir al otro”, dijo Carrie Fisher. Le da a la otra persona control sobre tus emociones.
Si se disculpa, analiza si lo hace con sinceridad
Hay gente que no tenía intenciones de causarte daño, mientras que otras disfrutan haciéndolo, o no les importa lastimar a los demás. El tener o no intención no va a cambiar los efectos de lo que hicieron, claro, pero sí modificará su relación en el futuro.
Busca la lección que te ha dejado
“Cada cicatriz es una lección” dicen, y tienen razón. Ahora sabes qué puede pasar si te encuentras de nuevo en las situaciones a las que te llevó esa persona, y podrás anticiparte al desastre de confiar en quien no debes. ¿Parecerás maleducada? Es preferible eso a que te vuelvan a engañar.
Véngate “a la japonesa”
No, no me refiero a enviarle a sus mascotas decapitadas por encomienda (pobres animalitos, ¿qué te han hecho?). Sigue trabajando en eso que él o ella no quiere que logres, y hazte cada día mejor, viviendo una buena vida, hasta que lleguen a sus oídos tu progreso. No le des importancia a sus palabras insidiosas, pero toma recaudos. Ten en cuenta que la vida tiene formas extrañas de cumplir tus sueños.