¿Qué es ser una “mosquita muerta”?
Esta expresión, muy conocida en Latinoamérica, es una de esas que no tienen traducción literal a otros idiomas. Veamos: te sientas a la mesa, ves una mosca muerta y no te preocupas por ella. Cuando el matamoscas está lejos de tu alcance, la mosca sale volando, habiendo logrado pasar por inofensiva. Si algo de esto te resulta familiar, pues te has topado con una “mosquita muerta”.
Una “mosquita muerta” finge inocencia para causar problemas (y obtener beneficios)
Esta clase de mujeres (y algún que otro varón) finge ser una criatura desvalida, frágil, que necesita de alguien que la ayude a sobrevivir en este cruel mundo. Su objetivo es causar problemas en las parejas, incluso quitarle el novio a otra, obteniendo, de paso, una mejora en su vida económica y social.
Es una expresión usada para mujeres (y algunos hombres)
A veces, el novio o marido de una mujer le dice “este quiere más con vos que una amistad”, y ella le dice que no, que no puede ser. El tiempo le termina dando la razón a él. En el caso de las “mosquitas muertas”, sucede lo mismo: nosotras conocemos a nuestro sexo porque pertenecemos a él. Hay varones que son “mosquitas muertas”, pero son menos que las mujeres.
Aparentan ser el ideal de “fragilidad femenina”
La ves, allí, como si fuese un cervatillo con la patita rota, de la clase de chica a la que un varón siente la necesidad de ayudar. Tímidas, con apariencia virginal y tan, tan felices que un varón guapo, fuerte y listo las ayude… Y las chicas lo ven, los chicos no, y es como ver un auto yendo hacia un precipicio, cuando el conductor dice que no, que no hay tal, que está todo bien.
Es una máscara para lograr un fin
Pero todo eso no es más que una fachada. La mosquita muerta aparenta, porque en realidad es una estratega muy lista. Es una pena que usen estas habilidades para lograr “robarle” el novio o el marido a otra, o el objetivo que tenga en mente, cueste lo que cueste y sea lo que sea. En público se muestra frágiles, pero en privado o en su círculo íntimo se muestra como es.
La paciencia es una virtud en ellas
Una “mosquita muerta” no tiene apuro en lograr sus objetivos. Sabe que el perder la calma, el intentar acelerar las cosas, la puede llevar al desastre, y a echar por la borda años de trabajo en un personaje. Espera con paciencia a que su máscara de resultado.
Seducen al entorno, luego al objetivo
Primero empiezan de forma sutil, apuntando no al muchacho, sino a su entorno. Actúan de forma servicial, tímida, casi como si temiesen molestar, y convence a la familia y amigos que es una muchacha tranquila y le haría muy bien al joven soltero. Parece que no pretende nada, pero suele ser la única que logra lo que quiere.
Si intentas desenmascararla, la mala eres tú
Como se dijo antes, las mujeres son las primeras en notar que se trata de una “mosquita muerta”. Si intentas ponerla en evidencia, siempre serás la envidiosa, la mala, la que lastimó injustamente a esa dulce señorita que le hacía tan bien a él. A veces, si el varón en cuestión no quiere ver, lo mejor es que se queme solo y se arruine la ida sin ayuda externa. Hay muchachos masoquistas que sólo son felices así, y para qué gastar tu energía en ellos.
Pueden volverse violentas si intentas enfrentarlas
A veces, cuando la “mosquita muerta” se ve desenmascarada, finge que las has herido en lo más hondo y luego te manda mensajes anónimos amenazantes. Sabe que su máscara lo es todo, y que sin ella no logrará ser la clase de mujer que el entorno cree. Y, cuando le quitas su “tesoro” de entre las manos, juran venganza, de forma tal que parezca que estás loca o que son inventos tuyos.
Hay dos tipos de “mosquitas muertas”
Primero tenemos la que aparenta ser frágil, tímida, conservadora y virginal, que viste de colores apagados. Su táctica es que la integren por pena. Después está la otra, que aparenta vivir en otro mundo, y que a veces hace cosas inapropiadas porque “no sabe que lo que hace es provocativo”. Su táctica es lograr lo que desea a través de una fingida inocencia.
Los hombres y las mujeres las ven distinto
Si se trata de una sociedad competitiva, donde no hay suficientes hombres medianamente potables, puede que surja cierta competencia. La “mosquita muerta” no se ve como tal, porque da pena o porque es demasiado inocente. Los varones tienen la necesidad de ayudarla, sienten ternura y no pueden resistir el intentar contenerla.