Características de una persona hedonista

Allá lejos y hace tiempo, en la antigüedad de togas sueltas y filosofía diaria, en una sociedad donde el trabajo era mal visto, un tal Epicúreo sentó las bases de lo que luego se llamaría hedonismo. Según él, para poder alcanzar la felicidad máxima, se debía tener una vida llena de felicidad, del tipo que no causa dolor. Y esa filosofía sigue hasta hoy, practicada por personas que:

Encuentran tiempo para su disfrute

Sin importar cuán atareado haya sido su día, hay un momento en el que sólo importa el poder relajarse, obtener un poco de felicidad y disfrutar de la existencia. El mundo puede esperar un poco, o mejorar con una cucharadita de diversión, al menos. Sea leer un libro en el viaje al trabajo, o disfrutar de un chocolate en una sala de espera, cada momento puede ser aprovechado.

No buscan dañarse (de forma directa o como colateral)

Si se es hedonista, se intentará evitar el dolor o los daños a la propia persona. Por eso, el uso de drogas ilegales no entra dentro de la categoría de hedonismo, aunque algunas personas tengan otras opiniones. Sabido es que algunas acciones pueden llevar a graves consecuencias a futuro, y a menos que lo que les guste sea el riesgo, no es un comportamiento hedonista. Ya sea de forma directa o indirecta, intentarán evitar el dolor.

Se dan los gustos

Hay algunos placeres que bien valen la pena la “condena” social. Por ejemplo, el disfrutar de un pedazo de torta de esas que una mujer flaca nunca probaría, subirse a una atracción para niños aunque se tenga treinta años, aprovechar una situación para pasarla lo mejor posible… Esa “condena” viene, en muchos casos, de la envidia de quienes quieren hacerlo, pero no pueden.

No racionalizan tanto las sensaciones agradables

Lejos de quitarle importancia al pensar, significa dejar de ponerle obstáculos a las sensaciones y sentimientos que nos hacen bien. En la tumba serás esqueleto, venga otra magdalena. Se cortó la luz, pues es hora de cocinar una receta nueva que no requiera heladera. La lluvia inundó las calles y no puedes salir a bailar, pues a poner música y hacerte tu propia fiesta en casa. Para hacerse mala sangre habrá tiempo durante toda la vida.

Tienen curiosidad

El placer de una época puede no ser el de otra. Quizás el café ya no le atraiga, así que probará con el té, el chocolate, el vino o las distintas versiones de espaguetis que venden en su ciudad. Quieren saber más, exploran, buscan, indagan, y al descubrir algo nuevo y agradable, el gusto es doble. Encontraron un pequeño tesoro con su propia curiosidad.

No se limitan a placeres materiales

Hay quienes disfrutan de tener cosas, como dinero, ropa de diseñador, autos o casas, mientras que otras personas prefieren las experiencias. Puede que él disfrute de comprar un departamento lujoso, mientras que ella prefiera irse de viaje a Europa durante un mes. Lo primero es un objeto, lo segundo es una experiencia.

El dinero no es un obstáculo (lo tengan o no)

El tener suficiente como para mantenerse, y darse algún que otro gusto, es lo ideal. Muchas personas tienen menos que eso, y algunas pocas tienen mucho más de lo que necesitan. Así y todo, se tenga mucho o poco dinero, la persona hedonista igual encontrará la manera de proporcionarse alguna clase de placer, aunque sea por un corto tiempo.

No tienen por qué ser depravados

Cuando se dice “hedonista” puede que venga a la cabeza a alguien egoísta, depravado o hasta psicópata. Si bien es cierto que algunos hedonistas lo son, la gran mayoría escapa a esa clasificación. Se puede ser hedonista sin dañar a nadie, ni causar prejuicios., ni tener conflicto con la ética de la cultura en donde vivan.

Pueden tener habilidades acordes a sus gustos

A veces, cuando quieres comer determinado plato, tener tal o cual prenda, o que se traduzca un libro a tu idioma, no hay nadie que pueda, o quiera, hacerlo. En esos casos, una persona hedonista es bien capaz de poner todo su empeño para lograrlo. Tomará clases de cocina gourmet, de corte y confección, del idioma en el cual está esa novela, pero lo logrará. Y cuando lo logre, la victoria le sabrá mucho más dulce, porque no sólo logro disfrutar de lo que quería, sino que fue posible gracias a las habilidades propias.

Imagen de Laura Lauman
Autora del artículo