¿Qué significa tener don de gentes?
“Para triunfar en la vida, hay que tener don de gentes y trabajar muy duro” dijo James Vives, uno de los tantos impulsores del turismo gastronómico. Esa clase de turismo del que no se hablaba nada hasta hace unos años, y que hoy es uno tan válido como el de los otros tipos. Sabias palabras dijo, porque el don de gentes es una habilidad muy útil para quien desee triunfar.
Es la capacidad de relacionarse con otras personas, de forma positiva
Una persona con “don de gentes” sabe que el punto no está en lo que dices, sino cómo lo dices, y en lo que haces sentir a quien te escucha. Es la persona carismática, que te hace querer prestarle atención e intentar entender lo que quiere explicar. La que recibes con alegría porque sabes que valdrá la pena tu tiempo.
Es tener asertividad
Lejos están las épocas en que se pensaba que teníamos un solo tipo de inteligencia. Hoy en día, se sabe que hay varias (lógico-matemática, artística, espacial, etc.) y una de ellas es la asertividad. La asertividad es una estrategia de comunicación, que nos permite expresar nuestra opinión y defender nuestros derechos, intereses y preferencias, por ejemplo, de manera clara y libre, sin agredir ni permitir que se nos agreda. Y esto es algo que las personas con don de gentes poseen.
No es lo mismo que una persona que llama la atención
Puede que la gente te preste atención porque has llegado al trabajo en estado de ebriedad y te has despatarrado por las escaleras. Puedes llamar la atención teniendo un cuerpo de supermodelo y usando ropa y zapatos caros a tono. Puede que la persona te dé su atención porque les debes dinero. Puede que te miren porque estás bailando en el Carnaval de Río de Janeiro. Y nada de esto es tener don de gentes.
Es tener inteligencia emocional
Para tener don de gentes, se debe entenderlas emociones que siente la o las personas con las cuales se habla. El entender e interpretarlas emociones, propias y ajenas, manejarlas, seleccionarlas y trabajar con ellas, es parte de la inteligencia emocional. Si entiendes lo que siente la otra persona, podrás entender qué está pensando, y cuál es el mejor curso de acción para evitar el conflicto, llegar a una meta aceptable, y que el grupo se sienta positivo al respecto.
No es algo selectivo
Si una persona tiene don de gentes con Silvia, lo tendrá también con Pedro. Sean superiores jerárquicos, subordinados o colegas de la misma división, por ejemplo, una persona con don de gentes no dejará de tenerlo con tal o cual persona. A menos que se esté dirigiendo a un ser despreciable, en cuyo caso es perdonable.
Implica tener buena postura
Una persona con don de gentes te mirará a los ojos, caminará en postura erguida y procurará sonreír, aunque sea una sonrisa pequeña. Esto da la imagen de seguridad, de saber lo que se hace y de prestarle toda tu atención a la persona con la que estás. De esta manera, conforme la persona con la que hables te vea y escuche, reafirmarás la idea que quieres ayudarle, que eres de confianza y que sabes lo que haces. Esto es parte de tener don de gentes, pero solo no basta, claro.
No es algo que se pueda fingir
¿Has ido alguna vez a un teatro, a ver una obra? Sin importar si la obra es buena, si quienes actúan lo hacen a desgana, se nota enseguida, de la misma forma en que se nota una sonrisa falsa. Se puede pretender el tener confianza y tener éxito, pero el don de gentes es más complicado. El fingirlo sólo hará más evidente que no tienes el don de gentes.
Implica saber cuáles son los propios límites
Una persona con don de gentes sabe bien con cuántas tareas u obligaciones puede cumplir, y de qué tipo. No es lo mismo el pasar por una tienda a comprar algo que el hacer una tesis, por ejemplo. De esta manera, no sólo cuida su salud, sino su carrera y sus relaciones interpersonales, y puede aprender a un ritmo saludable.
A veces, se nace con don de gentes, a veces es algo que se hace
A genética tiene algo que ver en tener o no don de gentes, pero eso no es todo. El don de gentes es algo que se puede entrenar, al estar con personas distintas en diversos entornos, y analizar cómo se comportan. Si has nacido con don de gentes, entonces será algo más fácil el practicarlo para afinar tu puntería. Si no lo tienes, y quieres tenerlo, habrá que practicarlo, no hay otra manera: es posible, pero requiere esfuerzo.