Todas las posibles causas de una infidelidad

La infidelidad ha existido siempre, y eso podría llevarnos a pensar que las causas que la motivan han sido siempre las mismas. Sin embargo, hay muchos factores culturales que influyen en este comportamiento. Algunas de las razones que hoy pueden impulsar la infidelidad eran impensables siglos atrás. Sin embargo, otras permanecen y siempre lo harán.

Si quieres saber cuáles son las principales causas que dan lugar a la infidelidad, aquí tienes una recopilación exhaustiva.

Enamorarse de otra persona: de entre todos los motivos para ser infiel, éste podría considerarse como el más difícil de evitar, ya que no se manda en los sentimientos. Incluso puede ser una infidelidad sólo emocional y no física, puesto que, en ocasiones, no es necesario tener un contacto sexual para saber que se siente una fuerte atracción por otra persona.

Escapar de una vida rutinaria y aburrida: aunque la vida diaria de la mayoría de la gente puede considerarse así, la forma de vivir esta situación varía de unas personas a otras. Hay quienes lo toman como parte de la normalidad, mientras que a otros la monotonía les ahoga, y necesitan una experiencia intensa para sentir que siguen vivos.

Nunca se ha aceptado el compromiso de fidelidad: Que alguien tenga pareja o se haya casado no implica que en su fuero interno esté dispuesto a renunciar a tener sexo con otras personas. La monogamia viene impuesta por la sociedad, y ellos admiten vivir en una mentira para no tener problemas, pero su intención nunca ha sido la de permanecer exclusivamente con una sola persona.

La pareja atraviesa una crisis: cuando la comunicación falla, las discusiones son frecuentes, y empieza a instalarse en la relación un conflicto permanente, es mucho más fácil pensar que alguien de fuera merece más la pena que tu pareja. Las crisis no resueltas, tengan el origen que tengan, son el caldo de cultivo perfecto para la infidelidad, y es más que probable que tarde o temprano, alguno de los dos miembros de la pareja termine por consumarla.

Hay un vacío emocional que necesita ser cubierto: hay muchos casos en los que uno de los dos miembros termina por renunciar a su familia y amistades para estar con su pareja. Cuando en este tipo de casos la relación se enfría y ya no se siente el afecto inicial, puede que esta persona necesite cubrir el vacío emocional que existe en su vida y lo haga buscando a alguien con quien ser infiel. En este caso la infidelidad no tiene tanto razones físicas o sexuales como afectivas.

Vengarse de la pareja: Ya sea por una infidelidad real anterior o por una infidelidad supuesta, hay quienes sólo saben manejar este tipo de situaciones en términos de venganza. Para no sentirse en inferioridad necesitan ser infieles a su pareja como forma de equilibrar la balanza.

Sentir que tu pareja no te da lo suficiente: en este caso también se trata de una infidelidad ocasionada por una carencia emocional. Quien es infiel lo hace escudándose en que su pareja no le da suficiente cariño o atención, lo cual puede llegar a ser cierto, pero no se soluciona teniendo una aventura, por lo que la situación suele ir a peor.

No quedarse sólo/a: en ocasiones, la decisión de romper con tu pareja está tomada, pero te falta el valor para comunicárselo, y sobre todo, te da terror que él o ella pueda rehacer su vida con alguien más y tú no. En esas ocasiones la infidelidad es una especie de “seguro de vida” que sirve para tener un motivo para romper, y al mismo tiempo para no sentir que te quedas sólo. Buscas un o una suplente que te permita afrontar la ruptura de forma menos traumática.

Sentir inseguridad: cuando en la pareja uno de los dos se siente muy inferior al otro, es bastante probable que termine por cometer una infidelidad por una simple cuestión de autoestima. Esta percepción puede ser subjetiva o real, pero si uno de los dos cree que es mucho menos atractivo de lo que su pareja merece, si tiene menos dinero o su situación profesional es muy inferior, puede sentir la necesidad de darse valor sintiendo que resulta interesante para otras personas.

Creer que no te van a pillar: hay ocasiones en las que, simplemente, la ocasión se presenta, y la persona resulta demasiado atractiva como para decir no. Si se da este caso, la diferencia entre dar el paso o no darlo suele ser la valoración que cada uno haga de las posibilidades de ser descubierto. Si cree que nadie va a enterarse, bien sea porque está en un lugar alejado de su residencia habitual, o porque esa persona no va a volver a cruzarse en su vida, hay una mayor probabilidad de que la infidelidad pase del plano de la fantasía a la realidad.

No sentirse satisfecho sexualmente: Hay hombres con escasa capacidad amatoria, y mujeres que sólo son capaces de hacerlo con la luz apagada. La frustración sexual es un poderoso estimulante de la infidelidad, ya que, si las relaciones sexuales se vuelven monótonas y aburridas, o tu pareja es demasiado cohibida en la cama, lo más probable es que acabes por buscar fuera lo que no tienes en tu cama.

Por consumo de sustancias: El alcohol y las drogas nos impiden pensar con claridad a la vez que reducen al mínimo las inhibiciones. Al mismo tiempo tienen la capacidad de agigantar los deseos y los problemas, de manera que si alguien que está atravesando una situación complicada consume demasiado alcohol o toma drogas recreativas, puede ser más propenso a dejarse llevar y cometer una infidelidad, aunque no estuviese en sus planes hacerlo. Caso aparte son quienes han decidido ser infieles y utilizan estas sustancias como excusa.

Por cuestiones culturales: hay quienes encuentran normal la infidelidad por una cuestión cultural. Especialmente en sociedades muy machistas, muchas mujeres asumen que es normal que el hombre no quiera estar con la misma mujer toda su vida, y muchos hombres actúan en consecuencia, manteniendo incluso varias amantes en paralelo a su relación de pareja sin que ello les genere ningún conflicto interior.

Creer que el amor se ha acabado: el amor evoluciona, y según pasa el tiempo, la pasión comienza a quedarse a un lado para dar paso a la confianza, la complicidad y la intimidad. Pero hay quien vive esta evolución como si en realidad el amor se hubiese terminado, porque identifican este sentimiento sólo con cómo se manifiesta en su estadio inicial. La creencia de que ya no existe amor en la pareja, aunque sea errónea, puede llevarles a querer experimentar de nuevo esa pasión con otras personas.

Tener expectativas de pareja demasiado altas: Idealizar a tu pareja nunca es positivo, pero tampoco lo es idealizar la relación como tal. Cuando crees que tu pareja debe estar pendiente de ti todo el tiempo, cumplir todos tus deseos, e hipotecar su vida para hacerte feliz, tienes unas expectativas totalmente irreales. Este tipo de personas suelen ser aquellas a las que de niños se les han concedido todos los caprichos y que no admiten que nada se interponga entre ellos y sus deseos. Cuando su pareja no es capaz de comportarse como ellos esperan, sienten que les están fallando, y encuentran en ello la legitimidad para ser infieles.