Cómo desaprender las actitudes negativas

Algunas actitudes son difíciles de erradicar, más si empezaron a gestarse en tus primeros años. Esto no quiere decir que no pueda cambiarse, sino que tomará mucho más trabajo. En la infancia puede que no te traiga muchos problemas, pero cuando llegas a la adultez y debes relacionarte con otras personas, puede complicarte la vida.

Primer paso: admite que las tienes

Nunca se soluciona un problema ignorándolo. No se va a ir solito ni a desaparecer. Por eso, el primer paso para solucionar un problema es admitir que se lo tiene. Así, reconocerás que estás en una situación poco deseable, y podrás comenzar a cambiar dicha situación. Como todo primer paso, siempre será el más difícil, al punto que mucha gente nunca lo toma.

Acepta que la negatividad es interna

Al mundo no le importa lo que te pase, lamento decírtelo. Sí, duele el ego. Pero no puedes cambiar lo que pasa, como el clima o una crisis a nivel nacional: lo que sí puedes controlar es cómo actúas al respecto. Quejarse es fácil, te coloca en el papel de víctima (por lo que no tienes por qué hacer nada, pobre de ti), y no te permite avanzar.

Busca algo bueno, aunque sea pequeño

Empieza por algo chico: cuando pase X cosa que te haga sentir mal, busca algún detalle que sea positivo. Más aún cuando es algo catastrófico, búscale la vuelta o, si quieres ir en serio de verdad, ríete. “Se inundó la ciudad y no puedo ir a trabajar. Bueno, tendré que quedarme en casa y tomar un capuchino mirando la lluvia”. Sí, me pasó.

Ve a la raíz de la negatividad

¿Por qué tienes esa actitud? ¿Qué es el primer recuerdo que te viene a la mente cuando buscas la respuesta? Comprender cómo empezó todo, o en qué se cimienta, hará mucho más fácil el poder encontrarla solución, o el desbancar la creencia que tienes para tu negatividad. Puede que algunas de esas situaciones ya no sean válidas, por ejemplo.

Intenta evitar situaciones “gatillo”

Se trata de cuando algo te lleva, en un segundo, a un estado de negatividad. ¿Tu amigo se queja que las mujeres son todas malas? ¿Tu hermana dice que el dinero no le alcanza nunca? Limita tus interacciones con gente negativa, que te dispare los deseos de actuar de forma malsana, o de zambullirte en lo malo de la vida.

Pregúntale a alguien que lo haya superado

Si estaba en tu misma situación, mejor aún, ya que podrá identificar enseguida elementos comunes. Invítales a tomar algo, aunque sea un café con torta o sándwiches, y pregúntales cómo salieron de su actitud negativa. Escucha todo lo que puedas y, al final, no digas algo del tipo “lamento hacerte perder el tiempo”, sino algo parecido a “muchas gracias por tu ayuda”.

Identifica los patrones negativos

A veces, nuestras propias acciones nos llevan a cometer el mismo error una y otra vez. Esto puede costar, pero vale la pena. Pregúntale a tus amistades y familia, en especial si te han hecho notar que vas a reaccionar mal ante tal o cual cosa. Pide detalles. Anótalos y tenlos en cuenta la próxima vez que pase.

Busca ayuda psicológica

Hay algunas cosas que no puedes cambiar sin ayuda profesional. Esto es una inversión, aunque no sea tan evidente como ir al dentista, y en salud no es bueno escatimar. Después de todo, tú estarás contigo toda tu vida, así que es buena idea mantenerte en condiciones más o menos decentes, dentro de tus posibilidades.

Revisa tu salud

Hay ocasiones en donde tu actitud negativa puede deberse a motivos de salud, y no de la clase que la psicología puede solucionar. Sólo para asegurarte, hazte un chequeo médico por si hay algún desbalance hormonal, alguna enfermedad genética o de otro tipo, que te esté impidiendo mejorarte un poquito la vida.

Haz esto por veintidós días

Toma veintiún días el formar un hábito, pero vamos a por veintidós para asegurarnos. Si lo interrumpes, debes volver a empezar, y será mucho más fácil el seguir una vez empieces. Costará, querrás volver a lo de antes, rezongarás y extrañarás tu cómoda actitud anterior, pero así no se evoluciona. Mejorar cuesta trabajo, y lo tienes que hacer tú también.

Imagen de Laura Lauman
Autora del artículo