Cómo detectar si eres víctima de chantaje emocional
Dentro del espectro de las relaciones humanas, las hay saludables y las hay nocivas, entre muchas otras. En las nocivas, que pueden ser de pareja, de amistad, de trabajo, familiares, y un larguísimo etcétera, uno de los signos de alarma es el chantaje emocional. Una relación parasitaria entre un chantajista emocional y su víctima. ¿Cómo saber si eres la última?
Vives en un estado permanente de culpa…
Sea lo que sea que hagas, siempre sientes que podrías haber hecho más. Cuando tienes que hacer algo, y no puedes hacer lo que esa persona quiere, sientes una culpa espantosa. Consideras dejar de hacer eso que a él o ella le molesta, para dejar de sentirte culpable, pero nunca es suficiente.
…y siempre es tu culpa
Sin importar lo que haya pasado, sea un mal día en el trabajo, que esté lloviendo, que no le haya tocado la lotería, siempre será culpa tuya. Si sólo hubieras hecho, o dejado de hacer, eso o aquello, todo habría salido bien y todo el mundo sería más feliz. Esa persona nunca admite que es su culpa en nada, y siempre la vuelca toda en ti.
Las amenazas son constantes
Una persona manipuladora utiliza amenazas, vedadas o no tanto, para lograr que hagas lo que él o ella quiera que hagas. Aunque no sea tu culpa, o esté fuera de tu control, intenta que modifiques tu conducta, o el de otras personas, porque a esa persona “no le gusta”, “le hace mal”, o similares. Si no se dirige a ti, se dirige a cosas o personas que te importen, como tus posesiones más preciadas, las personas que amas, o un objetivo que deseas alcanzar. El mensaje es claro: “tu vida quedará arruinada si no haces lo que quiero”.
Temes expresar tus opiniones
Esa persona quiere ir a este sitio, peor a ti no te gusta. Con timidez, insinúas que no quieres ir, y esa persona te mira como si hubieses ofendido a su amada madre. Te dice que eres egoísta, que no piensas en sus necesidades, que no le quieres, y que ahora ve que no es alguien importante para ti. Luego de la primera vez, hay menos posibilidades que digas algo que le desagrade a la chantajista emocional que tienes al lado.
Siempre debes postergarte
Has esperado un evento durante meses, y en ese mismo día y hora, él o ella necesita que vayas a verle, ha pasado algo y debes de ir. Eso, siempre y cuando él o ella sean más importantes que ese evento. Si vas a verle, te tiene horas allí por lo que te parece una tontería, pero cuando insinúas que te vas se vuelve una catástrofe. Todo lo que hagas o desees puede esperar, pero sus deseos y necesidades van primero, cómo te atreves a insinuar que es injusto. Y nunca es a la inversa, porque tus problemas siempre son “tonterías”, y siempre es tu culpa.
La comunicación es pasiva-agresiva
En esta clase de relaciones, esa persona no te dirá nunca a la primera qué es lo que sucede. No me refiero a esperar a estar en un ambiente privado para discutir temas ídem, sino a pretender que tú adivines lo que has hecho mal, y si no lo sabes, es tu culpa porque no le aprecias, no le quieres, etcétera. Si no te dice lo que sucede, o cómo se siente al respecto, nunca podrán solucionarlo. Una persona manipuladora no quiere solucionar problemas, quiere dominarte.
Siempre intenta empujar tus barreras
Le has dicho que no harás X, porque no te agrada, es resgoso para tu salud, puede tener consecuencias negativas para ti, etc. Sutilmente, esa persona te dice lo bueno que es X, lo feliz que le haría si hicieras X, lo bien que les va a quienes hacen X, y lo mal que se siente porque tú no haces X. Se enfermará si no haces X, morirá si no haces X, y su vida sería tan, tan buena si sólo dejases de ser egoísta e hicieras X… No importa lo que sea X, intentará que hagas porque así lo quiere ella, no tú.
Tiendes al escapismo
A veces, cuando una situación es demasiado para una persona, tienden al escapismo. Puede manifestarse en la negación de la realidad, en la inmersión en otro ámbito (trabajo, estudios, pasatiempos, etc.), o en vivir esperando algo que nunca llegará. Aunque las evidencias estén frente a ti, te dices que eso no es verdad, que ya terminará, que todo será mejor, y así pasa el tiempo. Esperando algo que no llegará jamás.