Tips para recuperar la confianza después de una infidelidad
La confianza es uno de los bienes más preciados que una persona le puede dar a otra. Mucha razón hay en el dicho que es difícil de obtener, fácil de perder y casi imposible de recuperar, en especial con personas cercanas. Una de esas situaciones difíciles es cuando descubres que tu pareja te ha sido infiel. Si decides volver a confiar, analiza esto:
Piensa si quieres seguir con tu pareja (y no si debes)
No debes basarte en el miedo a quedarte sola, o en los niños, o en el futuro que te espera. Es preferible estar sola que mal acompañada, sea que luego busques otra pareja o no. Además, observa si tu pareja ha puesto de su parte para el bien de la relación: ¿vale la pena seguir con una persona así? ¿Se merece una segunda, y última, oportunidad? Si tienes dudas, lo mejor es abandonar.
Hablen con sinceridad
Con tanta calma como puedas juntar, habla con tu pareja. Se firme y no grites: no permitas que se evada, y pregúntale cómo se siente. Dile cómo te sientes tú, y explica la situación como la ves, sin sacar trapos sucios ni reproches. Entonces, tu pareja deberá decirte por qué ocurrió, mostrar sincero arrepentimiento, romper de forma clara y directa con la tercera persona en discordia, asumir sus propias responsabilidades y actuar al respecto, sin echar cosas en cara.
Sean realistas
El ser infiel es una elección, al igual que ser fiel. Esta es una oportunidad para revisar su relación, y admitir problemas y defectos que no habían querido sacar a la luz antes. Si, pese a todo, tu pareja lo sigue negando, es porque no te respeta. Quizás piensa que puede salirse con la suya y que le perdones, o que puede usar su astucia para que pienses que todo son imaginaciones tuyas. Y el respeto es clave en cualquier pareja sana.
Analiza si es su primera infidelidad
La mayoría de los infieles tienen un historial a sus espaldas. Observa si es la primera vez que lo hace, o si ya es una costumbre. Si no lo ha hecho antes, puede que la pareja pueda tener una oportunidad, si ambas partes lo desean. Pero si ya lo ha hecho antes, las posibilidades están en contra de la relación.
No te guardes lo que sientes: libéralo de forma controlada
¡Mucho más fácil decirlo que hacerlo!
En esta situación, el callar lo que te sucede y lo que sientes sólo hará daño, a ti y a la pareja. Habla con amistades, con algún miembro de tu familia con quien tengas confianza, y busca ayuda profesional. Valdrá la pena, a corto, mediano y largo plazo. Busca actividades en las que puedas liberar tu frustración, y aprende a manejar esos sentimientos. Algunas personas le encuentran le lado creativo a la situación, o lo consideran un antes y un después de su vida.
Pónganse de acuerdo en los pasos a seguir
En la pareja, ambos deben tirar para el mismo lado si quieren avanzar. Si tú deseas una cosa y tu cónyuge desea otra, tarde o temprano chocarán. Si ambos deciden dejar la pareja, pónganse de acuerdo en el cómo. Si deciden darle otra oportunidad a la relación, tienes derecho a algunas exigencias.
Consideren la terapia de pareja
Por extraño que parezca, las parejas que más duran en la actualidad son aquéllas que reconocen que no son perfectas, y que necesitan ayuda. La terapia de pareja puede ser una gran diferencia, en especial en tiempos de crisis.
Que se gane de nuevo tu confianza
Aquí no hay atajo que valga: él o ella deben mostrar que se merecen tu confianza. Para eso, hay algunos pasos indispensables que debe tomar:
-
Entender que ha obrado mal y que debe ganarse tu perdón
-
Romper la relación clandestina, de forma clara y directa
-
Asumir sus responsabilidades al respecto
-
Decirte la verdad respecto a dónde están (o estarán) y para qué
-
Entender qué necesitas de él o ella
-
Ir a terapia de pareja
Algunas parejas añadirán sus particularidades, pero este esquema básico es el que más se repite en las reconciliaciones exitosas. Si tu pareja no muestra disposición a enmendar sus errores, escudándose en el “pero si tú no hubieras” como único argumento, es que no te merece. Pero si se muestra realmente arrepentido/a y con deseos de enmendar su conducta, quizás merezca la segunda y última oportunidad.