Manual para dar un morreo

Saber besar es una de las virtudes que más valoran tanto ellas como ellos. Si a la hora de dar un morreo te muestras torpe y poco hábil, casi seguro que la otra persona perderá interés en ti de forma rápida. Por eso, aunque la experiencia se gana con la práctica, no está de más conocer la teoría, ya que te permitirá tener una guía de los pasos a dar y de aquello que conviene hacer o no hacer. Con este manual para dar morreos, tendrás toda la información que necesitas para convertirte en un experto besador

Mantén tu boca preparada en cualquier momento

Los besos son, en ocasiones, algo que se planea, pero en otras, son algo casual y totalmente inesperado. Por eso tu boca siempre tiene que estar en buenas condiciones para besar. Esto significa mantener una buena higiene bucal, con un aliento fresco y los dientes limpios, pero también tener tus labios acondicionados y húmedos. Los besos con labios secos no son lo más excitante del mundo, así que, si te ves en una situación propicia para besar, humedécelos de algún modo.

Asegúrate de que es el lugar y el momento adecuado.

Si quieres que sea un morreo inolvidable, ella debe estar dispuesta a darse por completo. Si tiene miedo de que la vean, o no está aún preparada para besarte, todo lo que conseguirás es un beso fugaz. Por eso, si vas a lanzarte, necesitas estar seguro de que tanto el lugar como el momento son propicios. El lugar ha de ser lo suficientemente privado y tranquilo como para que ella no tenga que preocuparse por miradas ajenas, y para saber si es el momento en el que ella está predispuesta a ser besada tienes que fijarte en su lenguaje corporal. ¿Te sonríe continuamente y te mira fijamente a los ojos? ¿Te toca de manera casual? Si todos los indicadores te muestran que ella desea ser besada, es el momento.

Déjale claras tus intenciones con tu mirada

El contacto visual es un lenguaje muy esclarecedor. Mantener tu mirada en la suya de manera constante durante unos segundos y a la distancia adecuada le hará saber tus intenciones de manera inequívoca. Si una chica desea ser besada, mantendrá su vista en tus ojos, o a lo sumo, la bajará un instante para volverla a posar con una sonrisa. Si no lo desea, tu mirada será una señal de alarma, y buscará evitar mirada de inmediato para no darte pie a que te lances.

Relaja el ambiente

Es normal que en los momentos previos a un beso haya cierta dosis de tensión. Ella se estará preguntando si te vas a lanzar o no, o quizás si debería ser ella misma quien diera el primer paso, y tú estarás nervioso ante la posibilidad de meter la pata y lanzarte por haber malinterpretado sus señales.

Por eso, lo mejor es relajar el ambiente ofreciéndole una sonrisa amplia y franca. Si ella te ve sonreír, seguramente también se sentirá más tranquila y todo fluirá de una manera más natural. Por otra parte, tu sonrisa, junto a tu mirada, no le dejarán demasiado espacio para la duda acerca de lo que va a ocurrir a continuación, de manera que si ella no quiere que la beses tendrá una última oportunidad de darse a la fuga.

Tócala con suavidad… en el lugar adecuado

Ya te has convencido de besarla, y para ello hay que entrar en su espacio personal. La mejor manera de hacerlo es con tus manos, ya sea tocando las suyas, acariciando sus brazos, o atrayéndola hacia ti mientras la rodeas por la cintura. Es un primer acercamiento que se produce en el instante justamente anterior a posar tus labios en los suyos

Acércate despacio

Has pasado todas las barreras, y ya no tienes ninguna duda acerca de que ella quiere que la beses. Pero las mujeres pueden cambiar de opinión incluso en el último instante, así que debes concederle una última oportunidad de retirarse si lo desea. Esa última oportunidad es el acercamiento, que debe ser lento, aunque no demasiado. Lo justo para que ella tenga oportunidad de retirarse si así lo desea.

Lo normal es que llegados a este punto no lo haga, por lo que ese acercamiento lento lo que hará será aumentar todavía más la excitación y la magia del momento.

Inclina la cabeza y acomoda tu boca

Como es lógico, no puedes besarla frente a frente, necesitas ladear ligeramente la cabeza para que vuestras narices no choquen en el encuentro. Mueve tu cabeza ligeramente hacia la derecha y acerca tus labios a los suyos con la boca ligeramente entreabierta. El gran momento está a punto de llegar, disfrútalo.

Cierra tus ojos y concéntrate en las sensaciones.

Hay una buena razón para besar con los ojos cerrados, y es que nada distrae tu atención y puedes centrarte al 100% en aquello que estás experimentando. El momento en que tus labios contactan con los suyos por primera vez está lleno de sensaciones intensas, no todas las chicas besan igual ni todos los labios producen el mismo efecto. Por eso cerrar los ojos es la mejor manera de no perderte nada y de que tu cerebro disfrute cada uno de los segundos que dura ese momento mágico.

Comienza con un roce suave

Por mucho que tu intención pueda ser la de dar un morreo apasionado, los primeros pasos deben ser siempre suaves. Un primer beso no puede ser intenso desde el primer instante porque te haría parecer un tanto desesperado. Es mejor empezar colocando tus labios ligeramente humedecidos sobre los suyos sin aplicar mucha presión y moverlos de manera suave. No solo porque se siente mejor, sino porque gran parte de la gracia de un buen beso está en el camino ascendente que se recorre desde ese primer contacto.

Comienza a explorar y estudia sus reacciones

A partir de un inicio suave llega la parte interesante, comprobar hasta donde llega la intensidad del beso. Si quieres que sea un buen morreo, de esos que hacen subir la temperatura, no puedes quedarte en un besito romántico, te toca explorar con tu lengua y ver cómo responde ella. Empieza entreabriendo tu boca y dejando espacio para que las lenguas se encuentren. Si la ves receptiva, comienza a buscar la suya y ve avanzando.

Aplica tu creatividad

Un buen morreo no puede ser repetitivo. Y tampoco basta con meter tu lengua en su boca. Hay que ser creativo y demostrarle que sabes cómo utilizarla. Para ello hay que emplear una variedad de técnicas que van desde atrapar su labio inferior con los tuyos y humedecerlo con saliva a entrelazar vuestras lenguas. También debes aplicar diferentes velocidades e intensidad para que el morreo se mantenga vivo. La clave está en no hacer siempre lo mismo, centrarte en ocasiones en sus labios y en otras en su lengua, alternar movimientos suaves con fuertes, y todo ello, acompañado de un buen uso de las manos

Usa las manos para dar más fuerza a tu beso

Algunos chicos no tienen muy claro qué hacer con las manos cuando están besando, y se limitan a abrazar por la cintura. Sin embargo, un morreo gana mucho si usas las manos de forma adecuada. Puedes acariciar su cara para hacer el beso más dulce, o tomarla con fuerza si quieres mostrarte dominante. También puedes acariciar sus brazos como manera de iniciar un contacto físico y ver cómo responde. Si ella se siente cómoda con que la toques puedes moverte a otras zonas como las piernas o el pecho de manera sutil. Ve siempre despacio, y comprueba la reacción que provocan tus movimientos con las manos para asegurarte de que no traspasas la línea que ella haya marcado.

No te olvides de respirar

Un buen morreo te mantiene pegado a su boca, con lo que no resulta fácil tomar aire. Sin embargo, necesitas hacer pausas para respirar y poder continuar con la tarea. Si no quieres que se rompa la magia, tienes que hacerlo con sutileza. Cuando veas que ya no aguantas más, sepárate un poco de su boca y mírala a los ojos con una sonrisa. Dale algunos pequeños besos en forma de pico para que no crea que el beso ha acabado y en ese espacio de tiempo te habrás recuperado para retomar un morreo lleno de pasión.