Diferencias entre amor verdadero y amor pasajero
Mucho se ha dicho sobre el amor, y sobre los distintos tipos de amor que hay. No es el mismo el de una madre por sus hijos, o el de una pareja, por ejemplo. Sin embargo, ese sentimiento del que se habla tanto, del que escuchas en canciones y lees en novelas, es difícil de explicar, y fácil de diferenciar frente al amor pasajero.
Uno toma tiempo, el otro es instantáneo
El amor verdadero no toma un segundo, sino que puede tardar años en madurar. Es ese tiempo el que necesitas para conocer a esa persona, sus defectos y virtudes. El famoso “amor a primera vista” es un mito. Si ves a alguien y sientes atracción inmediata, es que te atrae algo que ves, una simple imagen. Eso que piensas que cumple tu fantasía.
Uno acepta la realidad, el otro imagina demasiado
La vida de toda persona tiene problemas. Él no es perfecto y ella tampoco. El amor verdadero entiende que esa es la realidad, e intenta ayudar a la otra persona a mejorarse. El amor pasajero es ese que ve a su “media naranja” como alguien que no tiene defectos, que ha alcanzado la perfección y que nadie será mejor que él o ella.
Uno dura, el otro desaparece un día
Si bien al principio el amor verdadero puede tener la misma excitación que uno pasajero, una vez pase la novedad, los sentimientos seguirán allí. La química continuará estando. Para el amor pasajero, todo es miel y rosas hasta que, un día, ya no lo es. Le ves y piensas “¿y esta persona me gustaba?”. No se acabó el amor: se terminó la ilusión.
Uno construye el futuro, el otro lo imagina de inmediato
Como el amor verdadero toma tiempo, podrán pensar cómo resolver conflictos, solucionar problemas, y lidiar con roces y desacuerdos. La experiencia pesa en el amor verdadero, y mucho, a favor de la pareja. Para el amor pasajero, a los días o incluso horas de conocerse, ya imaginan que el futuro que les espera será maravilloso, cual cuento de hadas, sin pensar en los problemas que podrían surgir. Y siempre los hay, por más bonita que sea la pareja.
Uno actúa, el otro habla
Cuando hay amor verdadero, puede que sean de pocas palabras, pero sus actos hablan por sí solos. Evoluciona a una relación donde sus miembros desean ayudar al otro a ser mejores personas, o a dejar de lado problemas, hallando soluciones. En un amor pasajero, la pareja se dice mucho pero, a la hora de la verdad, se hace poco. No se tardará en caer en el drama, los conflictos, los estados cruzados en las redes sociales… esa clase de espectáculos tristísimos.
Uno resuelve los conflictos, el otro los oculta (o ventila)
Si realmente se ama a la otra persona, se intenta ayudarle a resolver esos puntos que causan o causarían una fricción en la pareja. Intentan resolver sus problemas sin humillar al otro, porque su objetivo no es ganarle a él o ella, sino resolver un problema. En el amor pasajero, el drama y las recriminaciones no tardarán en aparecer apenas se vaya el brillo de la novedad. O puede que haga al revés, y digan que no hay problemas, que todo está perfecto, y que debe ser imaginación tuya por sugerir lo contrario.
Uno produce confianza, el otro crea inseguridades
Cuando en una relación hay amor verdadero, sus miembros saben que tienen defectos, y que su pareja lo comprende. Cómo lidien con eso depende de cada pareja, pero el fin será el mismo: que no arruine su relación. Hay confianza en la pareja. En un amor pasajero, no es extraño que uno intente manejar o manipular al otro. Los celos no tardarán en aparecer, y que tu pareja te cele no indica amor verdadero, sino inseguridades, baja autoestima y ansias de posesión. Así no actúa un amor verdadero.
Uno acepta culpas, el otro lo niega todo
A veces, en una pareja, uno de sus miembros comete un error, como toda persona humana. Si están en una relación donde hay amor verdadero, se disculpará e intentará no volver a cometerlo. Si se está en una relación de amor pasajero, el drama surgirá como si estuviesen aún en secundaria. Esto es porque, en esta relación, la imagen vale más que el contenido.