¿Qué supone tener pareja?

Desde luego, algo distinto a la época en donde crecieron nuestros antepasados. Los tiempos cambian, y por más que digamos la frase (falsa) “todo tiempo pasado fue mejor”, el tiempo no se detendrá. Hoy en día, ser pareja es algo más flexible que en tiempos pasados, aunque el término no esté del todo bien definido

Supone tener a otra persona en la relación, que consienta

En una relación de pareja, para empezar, se tienen que ser dos (aferrémonos a la definición clásica, de momento). Si uno de los miembros ha muerto, o no está de acuerdo con la relación, o ni siquiera sabe de dicha relación, no es una pareja. Para ser una pareja, ambos miembros deben desearlo, saber que están en una pareja, y hacerlo de forma voluntaria.

Supone una relación que incluya afecto entre iguales

No es lo mismo el afecto que siente una madre por su hija, un abuelo por su nieto, o una hermana por un hermano. Obviemos a los Lannister, de momento. Tener una pareja implica que ambas personas sienten atracción y afecto por la otra, y que les preocupa el bienestar de su pareja.

Supone conocerse y aceptarse

La relación de pareja será entre dos personas. Esto significa que serán dos seres imperfectos, con defectos y virtudes, algunos más arraigados que otros. Una pareja comprende que esa persona es lo que es, en parte, por esos defectos. Puede que elija decirle, de forma civilizada, que siente que tal o cual defecto podría causarle problemas, a esa persona o a la pareja, pero nunca intentar cambiarle a la fuerza.

Supone poner algo, aunque no siempre el mismo porcentaje

Como me dijo una pareja que ha estado junta por más de treinta años de matrimonio (y contando), además de uno previo de convivencia, hay ocasiones en las que uno pondrá el 60% del esfuerzo, y el otro el 40%. A veces, será mitad y mitad, mientras que otras el porcentaje estará más cercano al 80% y el 20%. Lo importante aquí no es tanto quién aportó más, sino que sea algo equitativo: un día yo aporto más, el otro tú, y se tiene una relación más o menos equilibrada.

Supone tener valores similares (si se desea que dure)

Puede que los opuestos se atraigan, pero si no se ponen de acuerdo en ciertos puntos clave, la relación no durará mucho. El respetar los valores de la otra persona implica no juzgar, sino entender. Si esos valores son incompatibles (el querer tener hijos con el no querer ninguno, el querer vivir con el resto de la familia en vez de irse a vivir solos, el querer que uno se quede en casa mientras el otro trabajan y el otro quiere que ambos trabajen y colaboren en casa, etc.), la pareja corre serio riesgo de romperse.

Supone tener objetivos compatibles

¿Qué es lo que quiere cada uno de esa relación de pareja? Puede que el objetivo sea casarse, o tener hijos, o convivir, o tener el apoyo de la otra persona (y darle el propio), entre una larga lista de posibles objetivos. Estos objetivos cambiarán con el tiempo, e la misma forma en que cambian las personas que los tienen. El mantenerlos más o menos compatibles es algo que debe hacerse si se quiere que la pareja siga.

No supone casarse

Hay parejas que, por sus propios motivos, no se casan. Puede que haya elementos legales no resueltos, o que el matrimonio no les parezca adecuado para su relación, entre otras posibilidades. Siguen siendo pareja, aunque las leyes no les consideren así.

No supone satisfacer una necesidad

Para algunas personas, tener una pareja es una necesidad. Para otras, es una atadura. Y hay muchas formas más de ver el tener una relación de pareja, todas tan válidas como las demás. Una persona que sueñe con encontrar una pareja está en todo su derecho. Una persona que no tenga la mínima intención de casarse, que prefiere permanecer en soltería toda su vida, también.

No supone vivir bajo el mismo techo

Por más que suene algo extraño, hay parejas que viven cada quien en su casa, que van a dormir a sus respectivos hogares, pero que por lo demás, tienen una relación de pareja clásica. Ya sea por la incertidumbre de si la relación funcionará o no, por conveniencia, por motivos religiosos, porque desean esperar al matrimonio para tener relaciones sexuales, esta situación existe, y es tan válida como el convivir bajo un mismo techo.

No supone exclusividad

Cada pareja es un mundo, y puede que a lo que una pareja le resulte agradable, a otra le parezca un ultraje. Hay quienes se ponen de acuerdo en la exclusividad sexual, mientras que otras deciden ir a por la pareja abierta o hasta una relación de poligamia o polilandria. Esto depende de cada pareja, y si todas las personas involucradas lo saben y están de acuerdo, no hay problema.

No supone unilateralidad (que todo venga del mismo lado)

Si hablamos de una relación de pareja, significa que ambas partes tendrán cosas que aportar. Si uno de sus miembros siempre pone todo de su parte, y el otro nada, no es una relación de pareja. Esta clase de relaciones implica el que ambas partes colaboren en dicha relación.

No supone perder la individualidad

Hay personas que, cuando están en pareja, cambian de forma radical. Dejan de lado cosas que les gustaban y adoptan nuevas preferencias, aunque sean cosas nuevas de las que no sabían nada un par de días atrás. Esto no es ser pareja, es ser un elemento moldeable a los gustos de la otra persona, un accesorio. Los miembros de una pareja pueden que evolucionen, cada quien a su ritmo, pero no es saludable que dejen su personalidad de lado por la pareja.

No es lo mismo que “ser” pareja

Más allá de la diferencia semántica, implica una forma de ver la relación: “tener” pareja implica cierto sentimiento de posesión, lo cual no es algo deseable en una relación de pareja. “Ser” pareja implica que ambas partes han aceptado que no se trata de una posesión, sino de una relación humana, en la que ambos tienen derechos y obligaciones, pero no poseen a la otra persona. Lo saludable es “ser” pareja, aunque se “tener” pareja y evolucionar de ese punto.

Imagen de Laura Lauman
Autora del artículo