Selección de piropos divertidos

Empecemos por algo que, al parecer, los varones no han comprendido: el acoso callejero es violencia. El chillarle groserías a una mujer es acoso, lo cual lastima a la mujer en cuestión y te deja como un desubicado, maleducado y merecedor de cachetazos. Sí, es para tanto. Si quieres decirle a una damisela que la encuentras interesante, intenta algo más civilizado. De esta forma, le mostrarás que tienes algo más de originalidad que la básica, y que puedes ser divertido.

Los piropos que nunca debes usar

Olvídate de las groserías, de todas las frases o palabras que indiquen que te has fijado en alguna parte del cuerpo de la persona. Nada de “Pero qué par de tetas” o similares. Esto no la halaga, le hace saber que sólo la ves como un objeto sexual hecho para tu placer. Además, lleva implícito el “a ver si me respondes y te persigo hasta tu casa”, aunque no sea esa tu intención.

Los piropos que sí puedes usar

Estos son sólo algunos ejemplos de piropos aceptables. No sólo mostrarán una forma de acercarse a las mujeres distinta, lo cual llama la atención, sino que pueden ponerle una sonrisa en el rostro.

  • Protagonista, mucho gusto, soy el personaje principal de este evento. ¿Iniciamos el diálogo entre personajes para avanzar la historia?

  • Señorita, cómo te haría un té cuando estés enferma.

  • Sospecho hay una persona con cualidades interesantes tras esos bonitos ojos.

  • ¿A cuánto está el pasaje desde Lórien? (reino élfico de la Tierra Media de Tolkien)

  • Te pareces a la protagonista de una de esas películas que ves una y mil veces porque te hacen bien/querer ser mejor persona/tiene una protagonista femenina interesante.

  • Noté que me notabas, y quería hacerte notar que yo también te noté.

  • Extiende la mano hacia ella y dile “¿Serías tan amable de sostener esto mientras voy a dar un paseo?”

  • ¿Sabes cuánto pesa un oso polar? (Ella: ¿?/No) Lo suficiente para romper el hielo. (Si se sabe la respuesta, acepta que te ganó y dile que te ha sorprendido de forma agradable)

  • Pareces una persona interesante/que vale la pena conocer. ¿Me ayudas a probar mi hipótesis?

  • Soñé que hoy iba a ver a alguien interesante. Sospecho eres tú.

  • Pude que no sea el más guapo del local, pero soy el único que se animó a hablarte. Me pareces una persona de esas que vale la pena conocer.

  • ¿Dónde tienes el botón de Me gusta para hacerte un click?

  • Bienaventurados los borrachos, porque ellos te verán dos veces. Y bienaventurados los sobrios, porque te pueden apreciar como eres.

  • ¿No tendremos algún amigo en común para que nos pueda presentar? (Ella: no) Oh, bueno, tendré que hacerlo yo mismo.

  • Si el rojo es tu pasión, me hago comunista.

  • Busco mujer con contenido para una historia que todo el mundo quiera leer. Me parece que eres una buena candidata. ¿Qué te parece?

  • Ni por Juego de Tronos me perdía una cita contigo.

  • Te vi y me has hecho sentir bien. Quería agradecerte por haber hecho bueno un día malo. ¿Un café?

  • Ten cuidado, creo que hay piratas rondando que están robando tesoros. Y estoy del lado de los ninjas, por si te interesa.

  • No hace falta que esperes a las rebajas, para ti ya estoy hoy en oferta.

Cómo decirle el piropo

A veces, la forma en que se dice el piropo dice mucho más que el piropo en sí. Ni se te ocurra acorralarla de forma física, ya que la estarías obligando a escuchar lo que quieres decirle, lo cual es otra forma de violencia. No le exijas su número, ofrécele el tuyo. Acércate despacio y dile algo como “Hola, te vi de lejos y quería decirte que…”, y entonces usa uno de los piropos de arriba. Olvida la pose de macho dominante: si quieres, muestra seguridad, pero no dominancia.

Si ella no se lo toma bien

Si no se lo toma bien, discúlpate y retírate sin aspavientos. No a todas les gustan los piropos, o puede que hayas elegido el momento, el lugar o las palabras equivocadas. Quizás haya tenido malas experiencias con varones y tenga miedo que algún desconocido se le acerque y le hable. No te enojes, ni actúes como si ella tuviese la obligación de responderte bien. Demuestra que eres civilizado y retírate con dignidad, o di un simple “adiós” y vete a otro lado.

Imagen de Laura Lauman
Autora del artículo