Cómo olvidar al primer amor

Oh, estimada persona. Ha llegado ese momento que marca tu salida definitiva del sueño azucarado que fue tu primer amor. Eso que te dice, sin dudas, que no iba a durar para siempre, y que ya no era posible disimular que ustedes son, y eran, dos personas; no dos personajes de una novela romántica destinadas a vivir juntos para siempre. El dolor pasará, no temas. ¿Cómo?

Debes desear superarlo

El primer paso para superar un problema es admitir que se lo tiene. El segundo es querer superarlo. Una vez hayas llegado a este punto, y no antes, podrás comenzar a olvidar tu primer amor. Cuando te des cuenta que regresar juntos es imposible, y entiendas que, en realidad, no quieres volver, sólo entonces podrás avanzar.

Evita volver al pasado (o con esa persona)

Tu primer amor nunca volverá. Es algo duro, en especial cuando acaban de romper, pero mientras más rápido lo aceptes, más rápido empezará a doler menos. El recordar sólo los buenos momentos, y olvidarte de los malos, sólo lo hará más difícil. Por algo la relación ha terminado, y ya no será perfecta y eterna como pensaste que sería.

Date tiempo para tu duelo

El romper un día y estar al siguiente como si nada es poco realista. Pueden pasar semanas, o incluso meses, en los que sientas que no volverás a ser feliz jamás, terminará pasando. Puede que el tiempo no lo cure todo, pero ayuda.

Saca todos los recuerdos de tu vista

Si el deshacerte de todos los objetos y fotos es demasiado para ti, pídele a algún familiar o amistad que se las lleve. Que las guarde en algún sitio y no te diga dónde. Cuando toda la tormenta haya pasado, luego de algunos años, puedes pedírselo de nuevo y ver si conservas algo, o si tiras o vendes esos objetos.

Bloquéale de tus redes sociales

Bórrale de todas las redes sociales en que le tengas. Bloquea sus números de teléfono, y los de su familia y amigos (no los mutuos). Si es necesario, hazte un nuevo perfil y elimina el anterior. Busca sitios nuevos que no visitará. Apártale de tu vida virtual tanto como puedas.

Pídele ayuda a tus seres queridos

En los malos momentos es en donde se ve quiénes son tus verdaderas amistades. Habla con tus familiares, con tus amigas de confianza, y explícales cómo te sientes. Algunos miembros de tu familia ya habrán pasado por eso, y te podrán aconsejar desde su experiencia. Tus amistades podrán escucharte y arrimarte un hombro para llorar. Cuando pasen unos días, no digas “siento mucho hacer esto” sino “muchas gracias por estar allí en estos momentos malos”.

Permítete llorar

Seas hombre o mujer, el llorar aliviará mucho tu sensación de peso en el pecho. No hay nada de malo en llorar, no te hace menos hombre o mujer, y es una forma natural de aliviar el dolor emocional, además del físico.

Aliméntate de forma saludable y regular

Puede que caigas en la tentación de comerte un kilo de helado o una torta entera. Una vez no está mal. Después de eso, asegúrate de ingerir algo en cada comida, de ser posible alimentos saludable, y bebe mucha agua.

Mantén tu mente ocupada

El no hacer nada sólo hará que te queden los recuerdos. Ocupa tu día en todas las cosas que puedas: haz eso que siempre posponías “para después” y, mientras tanto, sigue con el resto de tu vida. Evita los sitios donde pasaban tiempo como pareja, y usa tu energía de forma tal que, al llegar la noche, no tengas ni tiempo ni ganas para pensar en tu primer amor.

Medita, lee, juega

La meditación es una forma de poner en orden tus ideas, que puede ser usada sin importar si crees, o no, en tal o cual divinidad. Lee libros graciosos, positivos, que hablen de temas que te atraigan y absorban. Léelos más de una vez si es necesario. Juega videojuegos alegres, coloridos, adictivos, que hagan que te olvides del dolor de tu corazón, aunque sea por un rato.

Míralo como una lección de vida

Puede que tu primer amor haya tenido un final triste, pero al menos te ha enseñado muchas cosas. Ahora sabes que el amor perfecto, para siempre, que viene fácil y que no requiere esfuerzo, no existe, y que debe ser un trabajo conjunto. Aprende de los errores cometidos, y la próxima vez (si es que quiere que la haya) sabrás más, y cometerás menos errores.
 

Imagen de Laura Lauman
Autora del artículo