Las relaciones “ni contigo ni sin ti”

Dentro del amplio rango de las relaciones humanas, se encuentran las relaciones de pareja. Ya debes de saber que no toda relación es buena, o positiva: también hay relaciones destructivas, tóxicas o malsanas. Una de ellas es la “ni contigo ni sin ti”.

El famoso “perro del hortelano”

La frase para definir a esta clase de personas es “perro del hortelano”. Se trata de un can guardián de una huerta. El perro en cuestión no come verduras, pero tampoco deja que nadie más se acerque a ellas. No importa que a él no le sirvan, el resto del mundo no tiene por qué servirse de ellas.

Interesante en ficción, destructivo en realidad

Este es un tópico usado en obras de ficción, en especial en las telenovelas de la siesta y novelas de tapas rosa. Por más que parezca interesante ver cómo los personajes danzan uno alrededor del otro, sin dejarle avanzar y sin tener intenciones de retroceder, en la vida real puede ser destructivo. No es una relación sana, ni deseable.

Una relación inconclusa

En esta clase de relaciones, una pareja no del todo formada (o que, quizás, fue una pareja antes) no ha cerrado sus asuntos y uno, o los dos, se niegan a seguir adelante. No permiten que el otro busque una nueva pareja, pero tampoco quieren volver a estar una relación. Se encuentran en un continuo punto muerto.

Con intolerancia a la soledad

Esta es una clase de relación destructiva, debido a la inmadurez de uno o ambos miembros. La intolerancia a la soledad, el no querer estar solo/a, la soledad mal manejada impulsa a uno o los dos a querer estar con alguien, aunque ya no les unan lazos de, siquiera, tolerancia. Sin importar si están mal acompañados, prefieren estar en una media tinta antes que solos.

Aparece el miedo al compromiso

Si sólo fuese el miedo a la soledad, entonces no dudarían en estar en pareja, aunque no les gustase del todo. Pero en esta clase de relaciones también está el miedo al compromiso. Así, no quieren estar solos, pero tampoco quieren comprometerse. Estando en un terreno tan poco firme, nos saben cómo avanzar o mejorar su situación, y tampoco quieren hacerlo.

La culpa está siempre presente

¿Por qué sigue unida una pareja así, aunque sea con pocas puntadas? Por el sentimiento de culpa de uno o ambos. Las recriminaciones son frecuentes, y el deseo que regresen las buenas épocas, que siempre son pasadas, mantienen la ilusión de un futuro mejor, futuro que nunca llegará mientras uno, o ambos, tengan la mentalidad puesta en esta clase de relación. Además, entra en juego la interdependencia, la inmadurez emocional, y el miedo.

Orígenes: en la infancia, con los padres

A veces, esta clase de personas han tenido una madre o padre que le ha brindado todos los caprichos, estando siempre allí cuando les requería. Eso genera la idea que siempre deben cumplirse sus deseos, sin tomar en cuenta a la otra persona. “Qué esté aquí cuando me sirva, y que se vaya cuando me estorbe”, claro, siempre y cuando el otro no tenga a otra persona a la que darle su atención.

Es una relación sin futuro

Una persona que pretende que no estés con ella, pero tampoco con otra persona, no hará ningún bien, ni a ti ni a sí misma. Piensa que el mundo debe actuar según lo que desee, y su pareja debe entenderlo, porque el universo gira a su alrededor. Una persona así no comprende que una pareja se forma de a dos, ni que eso significa esfuerzo de ambas partes. Esta clase de relaciones no tiene futuro, no es positiva, y sólo hará que sus integrantes (en especial, la desdichada pareja) tengan una vida infeliz.

Lo mejor es aclarar la situación

Si te encuentras en una relación en donde tu “medio pareja” no soporta que intentes seguir con tu vida, no es tu culpa. Si él o ella no quiere que tengas pareja, pero tampoco quiere que vuelvan a ser pareja, pregúntale entonces qué pretende. Intentará irse por las ramas, y no te dará una respuesta clara. Dile entonces que, hasta que se decida, seguirás con tu vida, porque no le esperarás más.
 

Imagen de Laura Lauman
Autora del artículo