Cómo mejorar las habilidades sociales

No, no me refiero a la de las redes sociales, a la de las computadoras y los celulares. Hablo de las habilidades sociales del afuera, ese mundo donde interactúas cara a cara con la gente, en la vida real. Ya sea por timidez, ansiedad, falta de costumbre en tu entorno, o por el motivo que sea, si quieres ser algo más sociable, puedes empezar por esto.

Observa a otras personas en situaciones sociales

Fíjate en cómo habla, el volumen de su voz, los temas que toca, y cómo se mueve. Analiza cómo se comporta con extraños, con gente de su entorno laboral, o con amistades cercanas. Toma notas. Lee tus notas e intenta aplicar lo observado a alguna situación social. Pon especial atención en cómo hace sentir a otras personas.

Analiza tu lenguaje corporal

¿Te sientas con los brazos y las piernas cruzadas? ¿Frunces la nariz cuando alguien se acerca? ¿Evitas el contacto visual? Estas son señales no verbales que no deseas ser sociable, y que sientes desagrado ante la idea de entablar una conversación, por ejemplo. Observa el lenguaje corporal de las personas sociables e intenta usar algunas de sus posturas que te sean más cómodas.

Practica tu lenguaje no verbal en casa

Párate frente a un espejo y observa las señales que envías. No sólo de tu cuerpo, sino en el tono de tu voz, las palabras que usas para expresarte, hasta la ropa que usas. Prueba con distintas posturas y expresiones. Busca un ambiente sin presiones para hacer todas las caras que quieras, hasta encontrar una que te convenza.

Pide ayuda a alguien de tu confianza

Si tienes una amiga, un hermano, o alguien de tus círculos que sea más sociable, pregúntale cómo podrías mejorar en tus habilidades sociales. Mejor aún si te conoce hace años. Puede que te diga algunas cosas poco bonitas para oír, pero si te aprecia, te dirá la verdad. Pídele que te presente a alguien con quien puedas interactuar, o pregúntale cómo hace para ser más sociable.

Concéntrate en una persona

Empieza en pequeño y con una sola persona. Puede que sea un simple “hola” o “buenos días”, para empezar. Busca a alguien que te parezca una persona simpática o de la que quisieras saber más, y salúdale al pasar. No importa si no te contesta, es una prueba. Inténtalo de nuevo al día siguiente.

Busca gente que tenga intereses similares

Si tienen temas en común, será más fácil el tener una conversación. Ya sea en un evento, en una reunión social, etc., pregúntale primero sobre ese tema en común, y luego ve a por otros. Sin importar si sale bien o no, te enseñará qué puedes usar y que es mejor evitar en esa clase de situaciones, en un entorno menos “difícil” que el de tu vida diaria.

Hazle un cumplido a alguien que se lo merezca

A tu alrededor hay muchas clases de personas. Algunas mejores que otras en algunos ámbitos, por supuesto. A la gente le gusta que, de tanto en tanto, alguien les reconozca algo que han hecho con mucho trabajo. Solo con decirle que ha quedado bien, o que se le nota el esfuerzo que ha puesto en algo, ya es un avance.

Observa cómo les haces sentir

Las personas no recuerdan tanto lo que les dices, sino la forma en que les has hecho sentir. La manera en que actúes, los mensajes (verbales y no verbales) que envíes, la situación y el momento en que decidiste iniciar una conversación, son elementos a tener en cuenta. Algo que a ti te puede parecer agradable puede ser un insulto para otra persona.

Termina una conversación con gracia

En vez de terminar una conversación de forma abrupta, usa transiciones. Algo del tipo “Ahora debo irme, pero espero poder volver a hablar contigo”, o “veo que tienes cosas que hacer, así que te dejo libre. Fue agradable conversar contigo”, pueden ser buenas ideas.

La mejora no será inmediata, así que no desesperes

Cuando ves a una persona sociable, ves sólo su éxito. Lo que no ves son las veces en que se ha equivocado, lo que le ha costado el meter la pata, o el no saber algo a tiempo. Si has decidido mejorar, ya estás avanzando. Aprende de tus propios errores (la gente no se acuerda tanto de ellos como temes) y sigue intentándolo.
 

Imagen de Laura Lauman
Autora del artículo