Guía para entender a los hombres

Años ha, el libro “Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus”, de John Gray, ponía en evidencia, una vez más, que tanto hombres como mujeres son, piensan y actúan diferente. No lo hacen “porque son malos”. Hay algunas actitudes que se repiten porque les son cómodas, mientras que otras tienen que ver con motivos distintos. A continuación, una pequeña guía para entender a los hombres.

Se les cría de distinta forma

Si bien hoy en día se ha avanzado mucho en cuestiones de derechos de las minorías y de las mujeres (la única mayoría discriminada del mundo), aún queda mucho por hacer, en especial en el tercer mundo, y/o en países muy religiosos. “Los niños no hacen esto, es de niñas” y similares son cosas que todavía se escuchan en las casas con niños. Una beba inquieta está nerviosa, un bebé inquieto quiere jugar, etc.

La enfermedad los hace sentir vulnerables

Si has tenido a un hombre enfermo en casa, sabrás que a veces se portan como si fuesen bebés, o como si temiesen el morirse por un resfriado. Esto se debe, entre otras cosas, a que la cultura les exige estar siempre listos, siempre preparados para hacer cosas, y el estar enfermos les muestra que no son máquinas, sino personas. No saben cómo actuar y reaccionan con miedo o con exigencias desmedidas (como llamando a un abogado para hacer su testamento).

La publicidad influye, mucho

Hoy en día, se ha llegado al punto de eliminar personajes femeninos de películas de acción en juguetes relacionados con dichas películas (como Viuda Negra, de The Avengers), colocando a personajes masculinos, para asegurarse que los niños compren cosas de superhéroes, y las niñas, de princesas. Los juguetes, series, películas y videojuegos para niños se enfocan en la acción, la fuerza, el poder y la velocidad.

El miedo al compromiso no es sólo por inmadurez

Hay muchos motivos por los cuales un hombre no quiere comprometerse. Sólo está con la actual pareja por el sexo, no quiere perder la oportunidad con otras mujeres, no saben cómo comprometerse, sus anteriores relaciones terminaron mal, temen perder el poder, el control, sobre sus vidas y su independencia. Y, por último, no es que tengan miedo del compromiso, es que quieren sentirse muy, muy seguros antes de comprometerse.

Tienen sus motivos para no querer casarse

El matrimonio es una institución de la que casi todo el mundo se burla, y es difícil contrarrestar la oleada de mensajes negativos. Las bodas caras, ridículamente lujosas, de cuento de hadas, no les interesa y las ven como un gasto inútil. Sienten terror del divorcio, no sólo por los bienes materiales, sino por lo que hace a su autoestima y a cómo le ven los demás.

Los hombres son niños grandes…

La cultura les insta a ser siempre niños, incluso cuando son padres, porque siempre habrá una mujer que se haga cargo de ellos (primero la madre, luego la novia, más tarde la esposa y, algunas veces, las hijas). También es una forma de escape de la presión que tienen por la sociedad, que pretende que sean infalibles, proveedores, fuertes, siempre en busca de sexo y sanos.

a menos que se les eduque

Algunas madres les han enseñado a sus hijos varones, desde pequeños, a ser independientes, y a no esperar que la madre haga todo por ellos. Estos son los bien educados. Comprenden que, si bien hay momentos en los que pueden sentarse a jugar videojuegos o ir al bar con los amigos, esto no significa que no tienen responsabilidades en su casa, en especial si viven con su pareja o hay hijos de por medio.

Un hombre adulto se vuelve adolescente cuando está en grupo

Un hombre solo puede ser razonable, avispado, inteligente y bien educado si está solo, pero cuando se junta con sus amigos se vuelve un adolescente. En parte para aliviar la presión de la exigencia de la cultura actual, ya que están en un grupo que no les juzgará por ese comportamiento, que comprende lo que se siente, está entre pares que lo acepan.

Su cerebro lo programa para escuchar menos

Si sientes que él no te escucha es, en parte, porque su cerebro está diseñado así, y porque nadie le ha enseñado otra cosa. Las mujeres podemos comprender conversaciones largas, y especular sobre lo que no se ha dicho, pero un hombre deja de escuchar a los pocos minutos, pasando a modo automático. No capta las sutilezas, a menos que sea de un tema que le interese de verdad, entre los que se destacan los deportes, los vehículos, el sexo, el trabajo y el dinero.

Ven menos colores que las mujeres

El cerebro de una mujer está más entrenado que un hombre para distinguir colores, en parte por el foco que se pone en ello en las culturas actuales (moda, maquillaje, cocina, etc., tienen mucho de color). Es por eso que un hombre confunde el violeta con el lila, y que, a menos que trabajen en diseño de alguna clase (es decir, que quieran aprender sobre colores), no le prestan atención a esas nimiedades (y la madre o la esposa le preparan la ropa para que no sea un mamarracho).

El mirar a otras mujeres es normal

El hombre aún tiene en sus genes el instinto del cazador de tiempos primitivos, anteriores a la invención de la agricultura. Es por eso que el observar a mujeres más jóvenes, más cercanas al ideal de supermodelo con dieciséis horas de Photoshop encima pero, por sobre todo, mujeres que no están conquistadas por él, es normal. No saldrá corriendo a tener relaciones sexuales con ellas. Mirar es humano, y el problema no está en que mire mujeres en general, sino que se concentre en una en particular, y que no sea la mujer con la que está.

La historia y la genética están a favor de que coman carne

De nuevo, aquí entra el instinto del cazador. La carne de la presa está frente a él, y es su deber el asegurarse que llegue a la perfección a la mesa donde les esperan su pareja, familia o amistades. Él trae comida para la tribu. Puede que se crea, aunque sea por unos momentos, que está en la cúspide de la pirámide alimentaria.

El deporte sustituye las guerras o a los gladiadores

¿Drástico? Mejor que vayan a la cancha a alentar a su equipo que el batirse a duelo con espadas o pistolas, o ver luchar a hombres contra otros, o contra leones y tigres. Los deportes incluyen táctica, entrenamiento físico, aspectos económicos, jugadores estrella, y el tener o no un buen desempeño puede significar la muerte (el descenso) o la gloria (el trofeo del campeonato). Son parte de un grupo unido por una pasión, se les está permitido expresar sus emociones, y muchos hombres sienten que podrían ser atletas estrellas si el destino no se hubiera interpuesto.

Su incapacidad para recordar detalles es porque no los ven como importantes

Pueden recordar detalles, eso es seguro. El problema es que lo hacen en lo que consideran importante, y lo que es importante para una mujer puede no tener ninguna para ellos. Puede que sepan la formación de fútbol de un equipo de Italia, pero no lo que usaste en su primera cita.

A veces no escuchan llorar al bebé, a veces pretenden no escuchar

Genéticamente, las mujeres tenemos mayor capacidad auditiva para escuchar sonidos agudos, como el llanto de un bebé, y no tanto los graves. Además de esto, algunos varones piensan que las mujeres, por ser madres, tienen que asumir todas las responsabilidades que conlleva criar un bebé, mientras que ellos hacen su parte “aguantando sus cambios de humor”. También hay hombres responsables, claro, que asumen sus deberes como padres en vez de desligarse de ellos.

Necesitan arreglar cosas

Una forma casi segura de saber si hay un hombre en la casa es preguntar si tienen caja de herramientas. Un hombre se siente feliz cuando puede reparar (o al menos intentarlo) algo, en especial si es de su casa. Aunque le lleve seis intentos el clavar un clavo para colgar un cuadro, y se caiga enseguida.

Tienen un “rincón de la nada” en el cerebro

Cuando una mujer le pregunta a un varón en qué está pensando, y él responde “nada”, hay muchas posibilidades que diga la verdad. Todo hombre tiene en su cerebro un rincón de la nada, donde se retira a veces cuando no quiere pensar en nada, de forma voluntaria o involuntaria. Las mujeres, en cambio, no tenemos ese “rincón de la nada” en el cerebro, y nos parece incomprensible que no se piense en nada. Así que sí, existe, y no, no lo hacen para molestar.

Imagen de Laura Lauman
Autora del artículo